
No contento con la sensación que tenía hasta ese momento, decidí correrme de lugar, y colocarme en diagonal a ella, siempre detrás para intentar observarla y ver su perfil. No lo podía creer. Era tan parecida a Marilyn que hasta podía notar su lunar en el mismo lugar. Llegué a confundirla y hasta pensar que se trataba de Monroe y su belleza hecha realidad. No daban las edades y eso me demostraba que el sueño jamás se cumpliría.Sin embargo seguía fantaseando.
Me acerqué a ella con un chocolate y me senté a su lado. Así la conocí. Le pregunté su nombre y me dijo Marilina. En ese momento mi mandíbula se soltó y dejé caer el chocolate al suelo. Mis ojos se secaron de lo tan abiertos que quedaron durante minutos.
Tomó mi cara, me miró la boca y me besó. Justo cuando en la película sonaban los más bellos acordes y melodías. Así conocí a mi esposa. al otro día la volví a ver y ya no era tan parecida. Era morocha, tenía el pelo largo y se llamaba en realidad Juana. Ella me contaba que se producía para ir a ver las películas porque amaba sentir las historias en carne propia. Es por ello que aquel día, en lugar de comprarle un vestido decidí comrarle un bello piano con diamantes de Marilyn Monroe. Dejar aquella huella en nuestra relación fue algo hermoso y muy lujoso. Tan lujoso como este piano que tenemos en nuestro hogar.
Vía | bornrich
Originally posted 2010-02-28 21:58:31.